Y sucede algo, una cosa, que por insignificante que sea, te hace cambiar. Esa 'cosa' te obliga a decir basta, a levantarte y a dejar de ver las cosas como antes las veías.
Hace cuatro años, la vida hizo que sucediera 'esa cosa' y cambiara mi forma de vivir la vida.
Hoy, cuatro años más tarde y tras muchos errores cometidos, sucede otra vez 'esa cosa', esta vez distinta, que me hace cambiar, no mi forma de vivir la vida, sino mi forma de ser.
Durante estos 19 años y medio que he vivido, he sido un cobarde, poco valiente y poco decisivo con lo que pensaba que tenía que hacer. Seguramente tras ese 'pensaba que tenía que hacer' se escondían errores y hostias imperdonables, pero sólo el hecho de no sentirme a gusto conmigo mismo, con lo que hacía me hace darme asco de mi mismo.
Son duras las palabras como duras son las veces que me he echado atrás por miedo a represalias, por querer quedar bien con todo el mundo, por no cabrear a los demás, en definitiva, por hacer lo que los demás querían que hiciese.
Hoy, tras mucho tiempo he hecho lo que he querido hacer, lo que pensaba que era lo mejor para mi y no para los demás.
Por hacer esto, he discutido con mis amigos y reconozco, que el contenido de lo que he hecho esta más que claro, ahora la forma de ejecutarlo ha sido en lo que me he equivocado, y por lo que tengo que pedir perdón a mis amigos. Se que no leerán estas palabras, se que nunca me podré expresar ante ellos como lo hago aquí porque para mi esto significa mucho más de lo que imagináis. Siento la mala ejecución, pero la sensación que tengo ahora mismo de libertad, de claridad y de confianza en mi mismo, no la cambio.
No se si esto es definitivo, pero si es el comienzo de un cambio que como poco me hace un poco más feliz.
Y no exagero, a pesar de todo, hoy soy un poco más feliz que ayer.
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