domingo, 2 de febrero de 2014

Ganar, ganar y ganar.

No soy colchonero, soy madridista. Ayer se fue uno de los grandes, aquel que por encima de todo ponía la autoestima. Luis Aragonés se fue, se marchó y nos ha dejado un vacío que es difícil de explicar. 
No soy colchonero, soy español. Y ayer se fue el hombre que cambio la historia del fútbol español, aquel que supo ver el tiki taka, aquel que supo ver que la altura, la corpulencia o la rapidez no son nada al lado de la calidad. Aquel que supo confiar en los más pequeños de España. Aquel que nos hizo ganar una Eurocopa, que hizo que la crisis fuera menos crisis. Me hizo gritar, saltar y llorar de alegría. 
No soy colchonero, ni español, ni madridista, soy futbolero. Me encanta el fútbol y todo lo que venga de él. Tú has demostrado que el fútbol es pasión, es echarle huevos y confiar en uno mismo. Porque muchos dicen que el fútbol es insulso, que no lo entienden y es porque no entienden la vida. El fútbol es un retrato de la vida: solo lo entienden aquellos que tienen visión de juego, los que tienen calidad y los que aman este deporte; la vida es igual, sólo la entienden los que saben de lo que va, los que la aman a pesar de todo, los que tienen visión de lo que es, los que saben disfrutarla. 
Porque el fútbol es igual que la vida, y tú, Luis, lo has enseñado a una generación entera. Porque en el fútbol y en la vida, el fin es el mismo: GANAR, GANAR Y GANAR, Y VOLVER A GANAR, GANAR Y GANAR. 
Muchas gracias por tanto. Hasta siempre sabio. 

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